Mirar atrás no siempre significa retroceder. De hecho, a veces, hay que valerse del pasado para entender el presente. Cicerón ya advirtió que «quien olvida su historia está condenado a repetirla». Pero, ¿hasta qué punto?

La Jornada titulada «Periodistas españoles en el exilio. Londres, 1810-1833», ha contado con la participación de los ponentes Fernando Duran López y David Loyola López de la Universidad de Cádiz (UCA), quienes han recordado que el futuro es incierto y que hacer una introspección ayuda a comprender la realidad.

Los emigrantes de hoy puede que difieran mucho de aquellos que escapaban de la persecución fernandina, pero la actitud de superación y huida de una España decadente es la misma. ¿Hacia dónde apunta el futuro de las nuevas generaciones?

La bruma resta visión

El cuadro Mist in port del artista británico Charles de Lacy, avisaba de que esa ciudad hermosa cubierta de bruma no era más que una metáfora de lo que el futuro le deparada a todos en su nueva patria de acogida. Dos mundos paralelos: España, país de los ensimismados, y Londres, foco de los emigrados.

Todas las historias fueron contadas, pero no todas compartieron la misma visión de la realidad. David Loyola explica que «un cierto tipo de escritor habla del exilio, otros aprenden de él ». El relato cambia en función de la experiencia, aunque como matizó Fernando Durán, recordando las palabras de Guillen, «vivas donde vivas el sol sigue saliendo».

« Un cierto tipo de escritor habla del exilio, otros aprenden de él »

David Loyola López de la Universidad de Cádiz (UCA).

Viajar te abre la mente. La mayoría de los que huyeron de la horca fueron a Londres, donde ampliaron sus ideas y, en su regreso a España, se llevaron toda la experiencia vivida. De este modo, Londres se convirtió en el centro intelectual de España durante la Década Absolutista, mientras en el país la prensa quedaba reducida a la Gaceta y al Diario de Avisos. «En Londres lo que sobraban eran intelectuales, muertos de hambre. La mayoría no tenían la ventaja del idioma. De hecho, muchos de ellos no se ganaban la vida escribiendo, sino dando clases de español» , concreta Loyola. Pero, ¿hasta qué punto la Historia se repite?

No me cuentes cuentos

Nos gusta que nos cuenten historias, pero cargadas de realidad. Ya sea para contar un hecho o para informar sobre alguna evidencia empírica, la narración es vital, pero la perspectiva con la que se enfoca el relato aún es más importante. Si estás usando un género periodístico lo ideal es dejar a un lado los intereses y hacer que esa asignatura de ética y moral, que impartiste en la Facultad como obligatoria, te guíe.

En las últimas décadas, los medios se han ido integrando en grandes grupos de comunicación, que hacen que conceptos utópicos e idealistas como pluralismo e independencia queden relegados a un único objeto, el marcado por el poder. El trinomio estrategia-comunicación-pensamiento es protagonista del discurso periodístico.

Los medios forman parte del sistema, donde el neoliberalismo y la privatización se erigen sobre cualquier principio ético. En ese sentido, «la prensa no ha cambiado mucho. En el reinado de Fernando VII, Londres, con imagen de asilo abierto y de país receptor adscrito, se convierte en el mercado ideal para empresarios como Ackermann. La prensa estaba relegada al poder» , recuerda Loyola. Asentando con su cabeza, añade «lo que caracteriza a las sociedades es el ruido. Ahora, la actitud de los medios, es la de desinformar» .

Los jóvenes no se van al extranjero porque son muy aventureros. La mayoría de las personas que deciden poner las vistas fuera del país, huyen de la precariedad laboral. De hecho, en España, se ha registrado una tasa de paro de menores de 25 años del 32,4 % en junio de 2019, lo que hace que sea la segunda más alta de los países de la Unión Europea, solo superado por Grecia, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). ¿El cuarto poder está denunciando la falta de políticas para mejorar esta situación?

Emigrados, no exiliados

No queda la menor duda de que el periodismo sigue siendo imprescindible, al igual que lo es activar una mente crítica y recordar el sentido de vivir en una sociedad democrática. Cuando algo no funciona, hay que orientar de nuevo las velas para que corra viento a favor y se vuelva a tomar el control del barco.

El sociólogo Max Weber ya advertía de los peligros de la creciente concentración del poder. En la misma línea, su discípulo Robert Michels señaló que las organizaciones modernas, tanto privadas como públicas, suelen estar bajo el control de unos pocos.

La decadencia de la gran prensa tradicional en la actualidad quizás puede significar, no el final de la profesión, sino una gran oportunidad para la emergencia de nuevos medios independientes al servicio de los ciudadanos; como esa prensa liberal que despertó del exilio.

Según Fernando Durán, «se llamaban emigrados, no exiliados»; y,  apoyándose en el discurso de Guillen, distingue entre dos tipos de emigrantes en el S-XIX, los que «prefieren quedarse estancados en espacio y tiempo, añorando su hogar, recordándolo como lo dejó; y otros que deciden integrarse y seguir avanzando». 

« Se llamaban emigrados, no exiliados »

Fernando Durán de la Universidad de Cádiz (UCA).

La primera recuerda al sentido de pérdida y de nostalgia del filósofo Ovidio; mientras que la segunda, refleja a esos emigrados que emprenden rumbo huyendo del estancamiento. «Esas respuestas humanas son una herencia que aún se conserva y las podemos ver hoy en esos universitarios que parten con el fin de escapar de una España decadente» , reflexiona Loyola a aquellos jóvenes.

Los emigrados que partieron comenzaron a emitir opiniones que en España era impensable que se hubieran atrevido a publicar si la persecución fernandina no los hubiera obligado a residir en el extranjero.

La represión y el exilio exacerbaron las críticas al rey y las llevaron hasta la condena más radical. La campaña de desprestigio suponía la culminación de un proceso de erosión de la monarquía que se remontaba en sus formas más inmediatas a finales del siglo XVIII, que ponía de manifiesto algo inimaginable hasta el momento: los reyes y sus dinastías podían desmoronarse.

Charles Wright Mills habla de “élites del poder” para referirse a aquellos que se preocupan en defender sus intereses, a través de procedimientos legítimos. Sin embargo, habla de un proceso por el que se retroalimentan y se vuelven endogámicas. De este modo, «pese al desprestigio del reinado, Fernando VII quiso perpetuar y producir más poder y, ante tal represión, a los liberales no les quedó otra que partir. Aun así, la decadencia y el espíritu liberal, terminó derrotando el absolutismo» , recalca Loyola.

Se revive el propósito sincero de marchar por la senda constitucional, la postura de sustentar a todo trance el honor y la independencia de España y el proceso de transformación de concepciones liberales. «Blanco White renuncia a España y decide seguir el molde inglés, con el objetivo de avanzar personalmente. No es un exiliado político, sino que marcha por decisión propia y lanza críticas muy duras a España» , explica Durán.

« Marcha por decisión propia y lanza críticas muy duras a España »

Fernando Durán de la Universidad de Cádiz (UCA).

Ambos investigadores dejan claro que el origen de la mala fama de Fernando VII estaba en las críticas vertidas contra él por parte del liberalismo y el constitucionalismo decimonónicos, que lo veían como el principal responsable del atraso político de España. Pero, esas condenas llegaron desde fuera de España, de la mano de los emigrados, pues «mientras haya costas y contrabando, avivará la llama de la libertad», afirma con convencimiento Durán.

En la actualidad, los emigrantes que se han ido también lo harán. La crisis que ha golpeado con gran severidad al sector de la prensa en España no ha sido sólo la económica, sino otra aún más preocupante: la pérdida de la credibilidad. Como bien dijo Pere Rusiñol, socio y redactor de Alternativas Económicas y Mongolia, además de colaborador de eldiario.es, en su artículo Informar a los consumidores con perspectiva crítica. La situación de los medios de comunicación en España, «no hay que confundir la crisis irreversible de los grandes medios con una crisis del periodismo. Al contrario: la pérdida de credibilidad de los grupos tradicionales deja un espacio creciente para que emerjan experiencias de periodismo independiente, que sintonicen con las demandas ciudadanas» .

La hegemonía mueve el mundo y los medios están en manos ajenas. Las estructuras de poder siempre han estado presentes y para entender la complejidad de la realidad hay que valerse de algo que siempre se repite: la Historia. Los emigrantes de hoy difieran mucho de aquellos que escapaban de la persecución fernandina, pero la actitud de superación y huida de una España decadente es la misma. ¿Hacia dónde apunta el futuro de las nuevas generaciones? Como bien decía White, «para un español de talento, todo charco que salve del estancamiento es fuerte» .