El desplazamiento, el tiempo y el contexto son claves para conocer la realidad del que emigra. Los factores psicosociales como el desarraigo, la añoranza y la escasa red social son parte del duelo que deben superar para adaptarse y hacer del lugar foráneo su nuevo hogar. Edipo en la tragedia griega denuncia el dolor de la migración. Germán Pecellin, Rosa María Moreno y Miguel Ángel Baeza hacen una aproximación a los aspectos psicosociales a los que se enfrentan los emigrados.

El fenómeno migratorio es una realidad que está afectando a muchos, especialmente, a los jóvenes. En España, se ha registrado una tasa de paro de menores de 25 años del 32,4 % en junio de 2019, lo que hace que sea la segunda más alta de los países de la Unión Europea, solo superado por Grecia, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Miguel Ángel Baeza, psicólogo social y orientador laboral, señala que «el desempleo en sí es un drama social», y aclara que en el caso de los jóvenes, que han invertido tiempo en formarse, «provoca una sensación de fracaso y de absoluta desorientación».

« El desempleo en sí es un drama social »

Miguel Ángel Baeza, psicólogo social y orientador laboral.

Los españoles reciben una de las mejores cualificaciones en comparación con otros países europeos, pero el mercado laboral no está en consonancia. Los contratos temporales inundan el mercado laboral español. De hecho, cuenta con 2,9 millones de ocupados con un contrato a tiempo parcial, 435.000 más que hace diez años, un aumento que contrasta con el descenso (6 %) que ha experimentado el número de empleados a tiempo completo, según los datos extraídos de la Encuesta de Población Activa (EPA).

Germán Pecellin, psicólogo industrial y experto en coaching, opina que «la legislación actual abre la puerta al abuso y los más vulnerables son los jóvenes», y añade «da pena coger el currículum de personas que están muy preparadas, con carreras y másteres, y que toda la experiencia profesional gire en torno a la realización de prácticas en distintas empresas».

Germán Pecellin, psicólogo industrial y experto en coaching
Germán Pecellin, psicólogo industrial y experto en coaching.

Según el CIS, el 66,5 % de la población española entre 18 y 34 años, sitúa el paro como el principal problema de nuestro país. «Los jóvenes no se topan con una puerta, sino con una pared sin acceso», explica Miguel Ángel. Además esto provoca, como indica el orientador, «mucha inseguridad. Se trata de un problema de creencia. Nos creemos que no somos competentes, pero los jóvenes tienen unos niveles dignos de admiración para el resto de europeos».

« Los jóvenes no se topan con una puerta, sino con una pared sin acceso »

Miguel Ángel Baeza, psicólogo social y orientador laboral.

Menos de uno de cada cinco jóvenes españoles vive fuera del hogar familiar. Exactamente un 19 %, según el balance del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), correspondiente al último año. El organismo alertó de que, en términos de independencia de la población de entre 16 y 29 años, España ha retrocedido a niveles de mediados de los noventa.

Las dificultades lastran los planes de vida de los jóvenes y también de quienes están dejando de serlo. «La mayoría sufren una inestabilidad que lleva a la dependencia familiar y no tener opción de emanciparse», afirma Rosa María, psicóloga industrial.

Rosa María Moreno, psicóloga industrial.

La tasa de desempleo juvenil es una de las más altas de Europa, siendo especialmente preocupante la situación de quienes llevan varios años en búsqueda de su primer empleo. «A menudo han perdido la esperanza, la motivación para levantarse por la mañana o para seguir buscando empleo», señala la psicóloga, y aclara que esta situación no solo afecta económicamente, sino también a nivel psicológico, porque «se despierta inestabilidad, dudas, miedo, falta de autoestima y sensación de culpa».

Ante esto, Germán Pecellin opina que «lo que está ocurriendo no es nuevo. Llevamos generaciones exigiendo unos niveles de preparación, que los jóvenes que salen de la facultades no tienen», y añade «se trata de la pescadilla que se muerde la cola: no tienes experiencia, no te contrato».

Dar el salto del sistema educativo al laboral es uno de los pasos más difíciles para la juventud de nuestro país. Según Rosa María, hay jóvenes que deciden ir al extranjero en busca de oportunidades, pero «habrá casos también de jóvenes que tienen que lidiar aquí, intentando enganchar con el mercado de trabajo». En general, es una frustración, según la psicóloga, «tanto para los que deciden marcharse que en la mayoría de los casos es a Europa o a países Sudamericanos, como para los que se quedan».

El futuro es incierto y está lleno de incertidumbre pero, como indica Miguel Ángel, «el que hace sus maletas, no se marcha porque quiere. En el caso de los jóvenes, la mayoría no van con trabajo, van a buscarse la vida».

Enfrentar un país nuevo, requiere una adaptación y empezar de cero, aunque hay «un largo camino una vez llegas al extranjero», sostiene Germán Pecellin. Existen algunas dimensiones estresoras en la migración, correspondientes a los desencadenantes que ocasiona la aventura. Rosa María Moreno explica que la soledad, por la separación de la familia y los seres queridos, está ligada a los vínculos y la fuerza de apego, que «poco a poco se va superando por la necesidad de luchar por la supervivencia y no dejarse vencer por el miedo y la tristeza».

Afrontar las barreras del idioma, la diferencia de costumbres, las comidas e incluso el clima «precisan de paciencia, prudencia y un mayor gasto de energías, hasta que se supere, dando lugar a un verdadero crecimiento y evolución personal. Es lo que conocemos como duelo», comenta Miguel Ángel.

Lo más preocupante es el hecho de que la mayoría de los jóvenes que han emigrado «tienen un nivel educativo mayor que los españoles que se quedan y son necesarios para estimular la economía, potenciar la innovación, la ciencia y el progreso del país«, indica Germán Pecellin. Ante esto, Rosa María añade que “la mayoría han estudiado, suelen tener entre 20 y 35 años y no encuentran trabajo en España». Esto genera “una amenaza para la economía española”, ya que puede que decidan no volver cuando el país se recupere, señala Pecellin. Además, «los jóvenes que suelen emigrar son los persistentes y luchadores, es decir, no sólo se van los más formados, sino que además son los más exigentes», expone Miguel Ángel.

Miguel Ángel Baeza, psicólogo social y orientador laboral.

El volumen de esta realidad es objeto de atención social. Las personas que parten al extranjero pueden mostrar «tristeza, culpa, ansiedad, tensión, nerviosismo, preocupaciones recurrentes, irritabilidad, insomnio o fatiga», ejemplifica la psicóloga, llegando hasta el síndrome de Ulises, que como explica Rosa María «se diferencia de los trastornos depresivos porque la tristeza es extrema, en la línea de la desolación y está caído, aunque no vencido».

Lo que frustra a las personas, según la psicóloga, es la incongruencia del mercado «por un lado, nos están haciendo creer que somos un país rico y europeo, y la formación de los jóvenes va encaminada a la demanda que hay en Europa». Sin embargo, la realidad es muy distinta «el funcionamiento de las empresas, su filosofía y sus formas de gestión, es incompatible», explica Rosa María. «En España salen personas formadas de las universidades aptas para trabajar en Europa, en países en vías de desarrollo, no en España», añade Pecellin.

«  En España salen personas formadas de las universidades aptas para trabajar en Europa, en países en vías de desarrollo, no en España  »

Germán Pecellin, psicólogo industrial y experto en coaching.

El paro estructural del país no es una novedad, sino que «arrastró a las emigraciones de los años 60 y no se resolvió nunca», declara Germán Pecellin. Según Rosa María Moreno, «España no es Alemania, ni Reino Unido. Estamos más cerca de países africanos y no entendemos que nosotros estamos en la misma situación».

«Nos venden que somos un país rico y que estamos saliendo álgidos de la crisis pero, ¿cuál es la apuesta que están haciendo: de país subdesarrollado o en vías de desarrollo?«, cuestiona Miguel Ángel y afirma que «una vez más, han abaratado los costes salariales, ofertan trabajos con condiciones laborales indignas y reducen su calidad. Así no salimos de la crisis».

Hacer frente a esta situación, es cuestión de inversión en sectores fluctuantes. Germán Pecellin considera la necesidad de asegurar más calidad e innovación, y cambiar la Universidad en todos sus niveles, desde los programas de estudios hasta los órganos de gobierno.

Ante esto, Miguel Ángel afirma que “la falta de apoyo al sistema de I+D es una de las tareas pendientes”, factor que incide en el crecimiento del empleo, el desarrollo y la competitividad. Por ello, el orientador laboral expone que es fundamental aumentar la inversión en desarrollo tecnológico para mejorar las iniciativas, potenciando la participación de españoles en proyectos europeos y en las grandes entidades de investigación, creando programas que atiendan a la formación, investigación y creación de empleos.